Los distintos tratamientos para desinfectar la piscina han ido evolucionando con el paso del tiempo, pero aunque el resultado mejore, la base sigue siendo la misma. Hoy os explicaremos los sistemas manuales para desinfectar la piscina más comunes.
Por una parte tenemos el Cloro químico:
El cloro es un agente químico que actúa por oxidación, convierte los residuos orgánicos complejos como la piel, el pelo, etc, las algas y la suciedad orgánica variada en compuestos simples que pueden evaporarse en forma de gas. Este es el método más usado, fácil, eficaz y barato.
Las pastillas de cloro (CLORO REIN TAB) es la opción más habitual a la hora del cuidado de la piscina privada, desde hace unos años ha mejorado mucho esta forma de mantenimiento, ya que las pastillas actuales además de clorar de forma progresiva contienen otros productos que ayudan al mantenimiento de la piscina, como son bactericidas, alguicidas, cristalizadores, fungicidas, floculantes, etc. Puede usarse el formato líquido o sólido, y éste puede ser en pastillas o en polvo dependiendo de la velocidad de actuación que se precise en cada momento.
También podemos usar de forma manual el Hipoclorito de Sodio:
Se suele utilizar con gran frecuencia en forma líquida. Compuesto con fórmula NaClO. La solución del hipoclorito de sodio se utiliza con frecuencia como desinfectante y como agente blanqueante. Se obtiene a partir del cloruro sódico en un proceso electroquímico. Se puede administrar a través de una bomba de dosificación.
Su utilización modifica el pH del agua, por lo que es necesario llevar un control de este. Tiene un gran poder desinfectante para la piscina, es letal para varios microorganismos, virus y bacterias vegetativas. Tiene un carácter residual lo cual favorece su poder desinfectante. Su principal inconveniente es su coste comercial y su manipulación ya que es altamente corrosivo, y precisa de una instalación de depósitos ventilados y bombas dosificadoras.
Actúa de forma similar al cloro cuanto a desinfectante, pero es más activo a pH elevado:
¿Las ventajas? No provoca malos olores ni irrita la piel, los ojos, mucosas, cabello o ropa. También tiene más capacidad de eliminar las algas. Se comercializa en tabletas y también puede ser usado con dosificadores automáticos. El inconveniente es que, a diferencia del cloro, el bromo es un producto que tiene un elevado coste, pero nos gratifica con las ventajas de no tener malos olores cuando se combina y crea bromaminas, a diferencia del peculiar olor de las cloraminas.
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