En los últimos veranos, España ha registrado temperaturas altísimas. Este hecho afecta directamente al sector de las piscinas, ya que, por supuesto, estas suponen uno de los remedios más populares para combatir el calor.
Pese a ser una gran solución, las piscinas no quedan exentas de verse afectadas por las altas temperaturas.
El primer elemento que sufre los efectos del calor es el desinfectante que usamos en nuestra instalación, ya que es volátil a las altas temperaturas y tras horas de exposición acaba perdiendo su capacidad de desinfectar.
Por este motivo, durante los meses más cálidos, nuestra piscina será más exigente en cuanto a mantenimiento. Si con el calor, no aumentamos el cuidado de nuestra agua, esta se volverá verde o turbia con más facilidad. Sea cual sea el proceso de limpieza que apliquemos en nuestra piscina habitualmente, deberá realizarse con más frecuencia que el resto de los meses del año.
Otro punto de vista por el que los propietarios de una piscina se verán afectados es en el consumo doméstico. Con las temperaturas extremas nos veremos obligados a ampliar el horario de filtración, por lo que el consumo del motor de la depuradora y el consumo eléctrico de la instalación crecerán en comparación al resto del año.
Por último, además del consumo eléctrico, también observaremos un aumento del consumo de agua. El calor elevado provoca la parcial evaporación de esta por lo que a menudo nos veremos obligados a rellenarla, gastando más agua de la que nos gustaría.
Tener una piscina donde refugiarse de las altas temperaturas es un privilegio, pero tenemos que ser conscientes de que todo privilegio exige unos cuidados, y en esta situación, hay que ir un paso más para poder pasar un verano un poco más agradable.
En resumen, ¿Cómo afectará el calor a nuestra piscina?
-
Aumentará el consumo de agua (porque se evapora en mayor cantidad)
-
El desinfectante perderá su efecto con mayor rapidez
-
Aumentará el consumo eléctrico doméstico